Seguramente queden pocos lectores que no se hayan iniciado en la construcción de la primera catedral gótica de Inglaterra, en el priorato de Kingsbridge, bajo las precisas pautas de Ken Follett. En esta ocasión, el autor ha vuelto a las listas de ventas con su nueva creación. La caída de los gigantes da un salto en el tiempo, dejando a un lado el arte del siglo XII de Tom Builder, para abordar los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial y sus negociaciones. El lector se topará con un tomo de 1.017 páginas en el que se escribirá la vida de cinco familias principales emplazadas en diferentes países. Serán quienes deban sostener la mella bélica del devenir de los acontecimientos.
La historia propone un espacio temporal que se desarrolla a partir del 22 de junio de 1911 y hasta el mes de enero de 1924. Años en los que no dejan de evidenciarse las carencias en materia de seguridad laboral y el incumplimiento de leyes que ponen en peligro a los trabajadores de la Mina de Aberowen y que, más adelante y en otro país, se seguirá patentizando en la Fábrica Metalurgia Buffalo. Sin aparatos respiratorios de oxígeno, ventilación reversible o simples gafas protectoras, la aparición de los sindicalistas se verá como un llamamiento indispensable. Un Conde, Fitz, relacionado con el carbón por ser quien cede en concesión los derechos de explotación de la mina donde trabajan los Williams. El cabeza de familia, el sindicalista David Williams, tendrá a su hija Ethel ejerciendo de ama de llaves del Conde y de carabina de su hermana Maud. Así el aristócrata no tardará en recorrer el virgen cuerpo de una joven inexperta al margen de su vida matrimonial. Gracias a estos personajes, el lector se trasladará a una casa blanca donde se habla de regalías, doncellas, lacayos y bastardos.
Maud será el personaje que ostente el peso de la mujer que se rebela contra la estricta educación recibida. Sugragista y fundadora de la publicación The Soldier’s Wife luchará por los derechos de la mujer hasta pisar por ello la cárcel. Enamorada de un miembro de la familia Von Ulrich, verá arrebatado su destino con el inicio de la guerra. En un mundo donde Gran Bretaña ostentaba la hegemonía mundial y Rusia contaba con un Ejército de seis millones de hombres movilizándose hacia Alemania y Hungría, Maud se ilusionará con los posibles conatos de paz que nunca llegan a producirse. Le tocará vivir en una sociedad plagada de tradicionalismos que no entiende, donde la mujer soltera no puede salir sola a la calle, donde se precisa la aprobación del cabeza de familia para contraer matrimonio y donde no podía conocerse siquiera el nombre del abogado que trabajaba para el hombre de la casa.
Ethel compartirá la causa pero, en sus inicios, desde la supervivencia más pura. Heredera del discurso sindicalista, luchará por evitar la ejecución de desahucio que recae sobre las viudas de los mineros y proporcionando alimentos a las familias en huelga. Siempre con la reserva de un secreto que las conferiría una cercanía casi familiar, los caminos de Ethel y Maud se unirán y se separarán otorgando un significado a la lucha de la mujer. Así como la vida da mil vueltas, Ethel prosperará en materia de política laborista como una líder nata.
Todos los hombres en escena marcharán durante muchas páginas a una guerra devastadora donde se asciende en virtud de la clase social y no en base a la inteligencia. Altos cargos que compran a la prensa y soldados a merced de fines políticos ilegítimos. Cada cual usará su estrategia para enfrentarse a las fuerzas nacientes que proponían la lucha de la clase trabajadora. Con los bolcheviques en Rusia, los socialdemócratas en Alemania y la Sociedad de Naciones como esperanza pacífica que adelantará el representante estadounidense, se conformará un nuevo escenario político.
El lector se topará con personajes muy diferentes entre los que siempre existe un punto de unión. La grandeza es que conviven ficción y realidad pues su autor ha decidido introducir personajes históricos reales como Woodrow Wilson, Winston Churchill, Lenin o Trotski en escenarios contrastados de forma fidedigna. Razón por la cual Follett presenta, al inicio del libro, una relación de todos los personajes que ocupan alguna línea de su obra.
La caída de los gigantes ha sido el primer libro de la Trilogía “The Century”. Encargada de traer una publicación escalonada prevista para 2012 sobre las piezas de la Segunda Guerra Mundial y para 2014 con la Guerra Fría como escenario. Por ello, en su parte final, La caída de los gigantes configura la base de un mundo donde todavía existen ejecuciones indiscriminadas por asistir a un mitin, una alta inflación o un incipiente odio de ciertos sectores hacia la población judía. Desde lo social, una obra llena de relaciones personales que familiariza al lector con la estirpe, reconocida o no, que labrará la segunda entrega de la trilogía. Y junto al aspecto político, la enorme perspectiva de un acontecimiento mundial que permite saltar de continente con solo una pasada de página.
EL PILAR DE LA OBRA…
Aunque la temática arquitectónica de “Los pilares de la tierra” me sedujo más que el campo de batalla de “La caída de los gigantes”, es indiscutible la riqueza de Follett en la narración bélica así como la labor de los historiadores y asesores que han trabajado con él.
ME RECORDÓ…
En ocasiones, a la obra de León Tolstói “Guerra y paz”.