16 oct 2010

La caída de los gigantes, KEN FOLLETT

Seguramente queden pocos lectores que no se hayan iniciado en la construcción de la primera catedral gótica de Inglaterra, en el priorato de Kingsbridge, bajo las precisas pautas de Ken Follett. En esta ocasión, el autor ha vuelto a las listas de ventas con su nueva creación. La caída de los gigantes da un salto en el tiempo, dejando a un lado el arte del siglo XII de Tom Builder, para abordar los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial y sus negociaciones. El lector se topará con un tomo de 1.017 páginas en el que se escribirá la vida de cinco familias principales emplazadas en diferentes países. Serán quienes deban sostener la mella bélica del devenir de los acontecimientos.

La historia propone un espacio temporal que se desarrolla a partir del 22 de junio de 1911 y hasta el mes de enero de 1924. Años en los que no dejan de evidenciarse las carencias en materia de seguridad laboral y el incumplimiento de leyes que ponen en peligro a los trabajadores de la Mina de Aberowen y que, más adelante y en otro país, se seguirá patentizando en la Fábrica Metalurgia Buffalo. Sin aparatos respiratorios de oxígeno, ventilación reversible o simples gafas protectoras, la aparición de los sindicalistas se verá como un llamamiento indispensable. Un Conde, Fitz, relacionado con el carbón por ser quien cede en concesión los derechos de explotación de la mina donde trabajan los Williams. El cabeza de familia, el sindicalista David Williams, tendrá a su hija Ethel ejerciendo de ama de llaves del Conde y de carabina de su hermana Maud. Así el aristócrata no tardará en recorrer el virgen cuerpo de una joven inexperta al margen de su vida matrimonial. Gracias a estos personajes, el lector se trasladará a una casa blanca donde se habla de regalías, doncellas, lacayos y bastardos.
Maud será el personaje que ostente el peso de la mujer que se rebela contra la estricta educación recibida. Sugragista y fundadora de la publicación The Soldier’s Wife luchará por los derechos de la mujer hasta pisar por ello la cárcel. Enamorada de un miembro de la familia Von Ulrich, verá arrebatado su destino con el inicio de la guerra. En un mundo donde Gran Bretaña ostentaba la hegemonía mundial y Rusia contaba con un Ejército de seis millones de hombres movilizándose hacia Alemania y Hungría, Maud se ilusionará con los posibles conatos de paz que nunca llegan a producirse. Le tocará vivir en una sociedad plagada de tradicionalismos que no entiende, donde la mujer soltera no puede salir sola a la calle, donde se precisa la aprobación del cabeza de familia para contraer matrimonio y donde no podía conocerse siquiera el nombre del abogado que trabajaba para el hombre de la casa.
Ethel compartirá la causa pero, en sus inicios, desde la supervivencia más pura. Heredera del discurso sindicalista, luchará por evitar la ejecución de desahucio que recae sobre las viudas de los mineros y proporcionando alimentos a las familias en huelga. Siempre con la reserva de un secreto que las conferiría una cercanía casi familiar, los caminos de Ethel y Maud se unirán y se separarán otorgando un significado a la lucha de la mujer. Así como la vida da mil vueltas, Ethel prosperará en materia de política laborista como una líder nata.  
Todos los hombres en escena marcharán durante muchas páginas a una guerra devastadora donde se asciende en virtud de la clase social y no en base a la inteligencia. Altos cargos que compran a la prensa y soldados a merced de fines políticos ilegítimos. Cada cual usará su estrategia para enfrentarse a las fuerzas nacientes que proponían la lucha de la clase trabajadora. Con los bolcheviques en Rusia, los socialdemócratas en Alemania y la Sociedad de Naciones como esperanza pacífica que adelantará el representante estadounidense, se conformará un nuevo escenario político.
El lector se topará con personajes muy diferentes entre los que siempre existe un punto de unión. La grandeza es que conviven ficción y realidad pues su autor ha decidido introducir personajes históricos reales como Woodrow Wilson, Winston Churchill, Lenin o Trotski en escenarios contrastados de forma fidedigna. Razón por la cual Follett presenta, al inicio del libro, una relación de todos los personajes que ocupan alguna línea de su obra.      
La caída de los gigantes ha sido el primer libro de la Trilogía “The Century”. Encargada de traer una publicación escalonada prevista para 2012 sobre las piezas de la Segunda Guerra Mundial y para 2014 con la Guerra Fría como escenario. Por ello, en su parte final, La caída de los gigantes configura la base de un mundo donde todavía existen ejecuciones indiscriminadas por asistir a un mitin, una alta inflación o un incipiente odio de ciertos sectores hacia la población judía. Desde lo social, una obra llena de relaciones personales que familiariza al lector con la estirpe, reconocida o no, que labrará la segunda entrega de la trilogía. Y junto al aspecto político, la enorme perspectiva de un acontecimiento mundial que permite saltar de continente con solo una pasada de página.
EL PILAR DE LA OBRA…
Aunque la temática arquitectónica de “Los pilares de la tierra” me sedujo más que el campo de batalla de “La caída de los gigantes”, es indiscutible la riqueza de Follett en la narración bélica así como la labor de los historiadores y asesores que han trabajado con él.
ME RECORDÓ…
En ocasiones, a la obra de León Tolstói “Guerra y paz”.

14 oct 2010

GRU - MI VILLANO FAVORITO

Los pequeños de la casa oyen en su entorno hablar de traidores, torpes, bastos, vulgares, pícaros y tramposos; pero nunca de villanos. Quizá la primera vez que se hayan topado con este término han descubierto que se puede ser malo, aunque no para siempre.
La carta de presentación de Gru, con un físico puntiagudo y su aparente frialdad, viene marcada por la necesidad de ser reconocido como el mayor villano del mundo. Gru posee a lo grande pero los últimos robos de sus competidores, cada vez más sonados, le obligarán a pasar a la acción para recuperar su posición. Bajo su casa esconderá una fábrica de Minions, una panda divertida de esbirros amarillos, que junto al Dr. Nefario trabajarán en nuevos inventos para conseguir su propósito: la Luna. Un negocio que precisa financiación y el robo de la pistola láser para empequeñecer cosas inventada por su contrincante Vector.
La pistola láser está en casa de su creador custodiada por grandes medidas de seguridad. La única forma de acceder a ella será valiéndose de tres niñas huérfanas que venden las galletas favoritas de Vector. De esta forma, Gru no tendrá otra alternativa que ir a visitar a la Srta. Hattie para convertirse en padre adoptivo de Margo, Edith y Agnes. Pronto la inocencia de las niñas revolucionará la casa y ninguno de sus habitantes quedará indiferente ante sus encantos.
En 95 minutos Gru dejará al descubierto sus sentimientos. Un trauma infantil, producto de una falta de reconocimiento materno, que irá superando con la muestra de aprecio a las actividades que realizan las tres niñas consiguiendo, además, desplazar su objetivo inicial para convertirse en un verdadero papá.
La joven productora "Illumination Entertaiment" se ha atrevido con esta película de animación que no dista mucho de los últimos resultados mostrados por la industria "Pixar". Gru, mi villano favorito propone mucho movimiento de escenas y el aprovechamiento de los efectos tridimensionales. En cuanto a la parte española hay que destacar la presencia de Florentino Fernández, encargado tanto de la voz de Gru (en su versión original recae sobre Steve Carell) como la de su madre, así como la ex –Interna Ana de Armas en la voz de Margo.

Merece la pena 3D
UN PUÑADO DE RISAS…
Con la pequeña de las hermanas:
Agnes te conquista,
simplemente, 
con sus cosas de niña.
   

11 oct 2010

Wall Street. El dinero nunca duerme

El clásico de las finanzas proporcionó una buena cotización en 1987. Fue el año escogido por Oliver Stone para estrenar “Wall Street” y, con ello, el reconocimiento de Michael Douglas como mejor actor en la celebración de los Óscar y los Globos de Oro. Entonces era el joven corredor de bolsa Bud Fox (Charlie Sheen) el que se dejó impresionar por la pericia ignominiosa de Douglas. A pesar de que al finalizar la película no se leyó en la pantalla aquello de to be continued, veinte años más tarde su director ha querido mostrar al público la crisis económica sufrida por Estados Unidos en 2008 pero alargando este clásico de magnates. 
Con el título “Wall Street, el dinero nunca duerme” y con el célebre Gordon Gekko (Michael Douglas) recién salido de prisión por un delito de fraude financiero y ansioso por recuperar una posición que le glorificó años atrás, se planteará el nuevo panorama de capitales que dibujan Jules Steinhardt (Eli Wallach) y su Compañía Keller Zabel Investments. En ella trabaja el joven Jake Moore (Shia LaBeouf), un bróker especializado en energías renovables que convive con la hija de Gekko, Winnie (Carey Mulligan).
Una serie de rumores que disparan a la Compañía Keller conseguirán un resultado bursátil nefasto: una quiebra, el despido de 15.000 trabajadores y un suicidio. La reacción de Jake, en un mundo donde la ambición impera, es vengarse de los responsables. Poniéndose en contacto con Gordon Gekko, a espaldas de su novia Winnie quien rehúsa ver a su padre tras su paso por la cárcel, Jake descubrirá la implicación del competidor Bretton James (Josh Brolin) en todo el entramado. Esta relación interesada que consiente a Gekko manipular a Jake ofreciéndole información privilegiada mientras éste le facilitará un acercamiento a Winnie será la moneda de cambio. El punto de encuentro parece difícil, máxime si la reincidencia es un agravante reputado. Sin embargo, en esta ocasión, Wall Street dejará ver menos escrúpulos y más sentimientos. El saber hacer del inexperto consciente y las grandes frases no faltarán.   
Grandes vistas de Nueva York, el nerviosismo bursátil bien ambientado, mesas redondas en plena ebullición y discursos sobre apalancamiento y codicia que ayudan a penetrar en la mente de estos grandes del parqué. Aún así, una cinta demasiado larga (131 min) con una trama que se anuncia antes de llegar al desarrollo y que si bien es verdad que en 1987 este mundo financiero pudo sorprender, actualmente, deja indiferente.

8 oct 2010

La red social

“No haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos”. Y es que David Fincher, director de este largometraje, no ha podido sintetizar de mejor manera el pulso que el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha tenido que lidiar con su entorno y frente a la justicia.
Harvard, otoño de 2003. El ingenio de Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) se hace visible en los primeros momentos del film. Sentado en un pub con su novia Erica Albright (Rooney Mara), estudiante de Boston, escogerá la ironía para plantear una descarga de diálogos sobre temas que van y vienen. Erica cortará la relación con un adiós muy sincero: vas a ser exitoso y rico pero vas a ir por la vida pensando que no le gustas a las chicas porque eres un friki. Y quiero que sepas, desde el fondo de mi corazón, que no es verdad. No les vas a gustar porque eres un gilipollas.  
Un desencanto amoroso y varias cervezas devolverán a Mark a su habitación del college y le pondrán frente al ordenador. Su desahogo será un blog en “Live Journal” y la creación del software “FaceMash” para lo que necesitará hackear las redes de 7 residencias de estudiantes. En tan sólo unos minutos tendrá las fotos de todas las chicas y con un algoritmo prestado la gente comenzará a votar por la más atractiva. La cifra enmudece hasta el punto de conseguir que se caiga la Red: 22.000 visitas en dos horas.
Pero mientras todo esto ocurre entre cuatro paredes, el resto de estudiantes se divierten en los final clubs. Unas fiestas que reúnen a la élite de Harvard y a las que sólo acceden unos privilegiados. Tres de los integrantes del más prestigioso Porcellian Club le piden a Mark su colaboración para finalizar el código de su sitio web “HarvardConnection”. En un cuarto de bicicletas Mark estará aceptando, ante los campeones de remo Cameron y Tyler Winklevoss y el graduado en matemáticas aplicadas de Queens Divya Narendra (Max Minghella), ser parte en la primera de las acusaciones judiciales sobre autoría y propiedad intelectual. 
Mark se había dado cuenta de que tenía que trabajar en una idea que le rondaba. El éxito de “facemash.com” se produjo porque sus compañeros votaron a gente que conocía, no a rostros anónimos. Así nacía “Thefacebook”. Tras una conversación bajo cero que sacaba a su amigo Eduardo Saverin (Andrew Garfield) de una fiesta en la fraternidad judía Alpha Epsilon Pi convirtiéndole inicialmente en director de negocios de la mayor red social, llegaría la inversión inicial de 1000$ para servidores, el registro del nombre un 11 de enero de 2004 en “Network Solution” y la cifra de 650 personas perfiladas el día de su lanzamiento. 
Un fenómeno que comienza con la participación de los compañeros con los que Mark compartía habitación en Harvard y al que se irán sumando personajes como el creador del servicio de distribución de archivos de música "Napster", Sean Parker (Justin Timberlake), quien le dará el consejo no te quieren a ti, quieren tu idea y propondrá a Mark la eliminación del artículo “the” para afrontar la nueva era “Facebook”. Así el nombre es más limpio, dirá un experimentado Sean Parker, que utiliza al joven talento en pijama para vengar rencores pasados y vivir una vida californiana sin límites. ¿Cien Unis al final del verano? Pues yo te meteré en 2 continentes. Una oferta que acabará desplazando a antiguos cofundadores y traerá en forma de flashback otra demanda ante el Tribunal Federal.  
Si bien “Facebook” había nacido de las manos de un habilidoso, no tardó en crecer con las continuas necesidades que la gente iba manifestándole a Mark. Para él fue tan fácil como escuchar e introducir el estado para saber si alguien estaba soltero o con novio o el famoso muro como cabecera definitoria. Todo un mundo creado para un campus que acaba mundializándose y donde lo único que se oye es aquello de facebookéame. Al fin y al cabo, como dice la socia de segundo año del bufete, en Bosnia no tienen carreteras pero tienen Facebook. 

Sello de recomendación
LA MEJOR ESCENA GEEK...
La timba de hackeo, cada 10 líneas un trago y bienvenido a Facebook!
MENCIÓN ESPECIAL …
Al guionista Aaron Sorkin.

BASADA EN LA NOVELA...

 "The accidental billionaires: the founding of Facebook, a tale of sex, money, geniuos and betrayal” de BEN MEZRICH.

4 oct 2010

Abel

Coronada en el Festival de San Sebastián con el Premio de la Juventud y el de la Sección Horizontes Latinos. De esta manera estrenaba el actor Diego Luna su ópera prima como director de cine de ficción. Un rodaje que se desarrolló en escenario mexicano, parte en la ciudad de Aguascalientes, haciendo gala de la nacionalidad de su director.
Sólo son necesarios 83 minutos de cinta para mostrar la especial realidad de Abel (Christopher Ruiz-Esparta), un niño de nueve años ingresado en un Hospital Psiquiátrico con un cuadro clínico que carece de diagnóstico. Desde que su padre les abandonó, Abel dejó de hablar, continuamente pinta círculos con un bolígrafo en la palma de su mano, tiene trastornos en el sueño y se autolesiona cuando pierde el control. Esa es la realidad que vive su madre, Cecilia (Karina Gidi), hasta que le comunican la necesidad de trasladar a su hijo a otro hospital infantil de la Ciudad de México que, por su lejanía, le impedirá ver a Abel cada día como había hecho hasta entonces. Para evitarlo, Cecilia pedirá al Doctor Monárrez que deje llevarse a Abel a casa unos días para ver cómo evoluciona en familia. El niño se reencontrará con una casa destartalada en la que sigue faltando la presencia de su padre y con dos hermanos, Paul (Gerardo Ruiz-Esparza) de cinco años y la adolescente Selene (Geraldine Alejandra Galván), que apenas le conocen.
Con un chillido “¡Selene!” Abel comenzará a comunicarse y a asumir el rol de padre en la casa. Sorprendentemente, la inocencia infantil se mezclará con la autoridad machista. Abel pondrá a su madre el anillo de caramelo, interrogará al novio de Selene sobre sus intenciones e intentará dar protección a todos los miembros de la familia. Sin embargo, el verdadero padre Anselmo (José María Yazpik) regresa inesperadamente de un viaje ficticio de dos años en Estados Unidos. El conflicto será tal que Abel, frente a su propio padre, no abandonará su rol así que Anselmo quedará relegado en la nueva realidad de Abel a tío de la familia. La lucha por el papel de padre no tardará en llegar y la ficción se diluirá en el agua.
Lo más impactante de la película es, sin duda, el entorno de autoridad y respeto que logra Abel entre sus hermanos. El miedo por despertarle de una invención que le generaría una nueva crisis hace que sea obedecido sin discusión. De hecho, su hermano Paul al ver la naturalidad de la situación llega a creer que aquella persona que mide unos centímetros más que él es su padre. Además, la película hace reflexionar acerca de la cantidad de información que los niños almacenan de su entorno cotidiano y que podría ser objeto de uso para asumir cualquiera de los roles que están presentes en la sociedad.

OTRA VEZ SORPRENDE UN NIÑO…
Se hace evidente cuando los directores trabajan con niños desde la improvisación y los juegos y no desde la simple memorización del texto. Christopher Ruiz-Esparza y su hermano en la vida real Gerardo Ruiz-Esparza dotan de autenticidad al guión de una película que parece impensable que suceda en la vida real.
DIEGO LUNA…
Su debut como director fue a cargo del documental J.C. Chávez, sobre el boxeador en 2007.