Escoger el versículo de San Pedro 5,8 en el que se cita al diablo para comenzar “La trampa del mal” es indicativo de la secuencia lógica que puede seguir la trama, si bien siempre queda la esperanza de que sea otra la forma de abordarla. Si además la película se enmarca dentro del género de terror y conjuntamente utiliza el recurso del espacio cerrado, exitoso en “Buried” o “Saw”, resulta pertinente conceder a la idea original de M. Night Shyamalan el beneficio de la duda.
La historia reúne en un ascensor de un edificio de oficinas a cinco personajes que no se conocen. Una parada interrumpe la subida y los trabajadores de la cabina de seguridad, Ramírez (Jacob Vargas) y Lustig (Matt Craven), observan que el elevador aparece en modo inspección e intentan comunicarse con los atrapados. Mientras el mecánico va a comprobar el sistema principal del sótano comienza la sucesión de eventualidades en el interior del ascensor. Tocamientos inoportunos, luces que se apagan, gritos, símbolos sobre las imágenes emitidas por las cámaras e inexistencia de cobertura con la cabina. Cinco reacciones con sendas sospechas que llevarán a Ramírez y Lustig a ponerse en contacto con el detective Bowden (Chris Messina) en busca de soluciones.
Con su llegada se empezará a aclarar la identificación de cuatro de los cinco atrapados: un joven comercial (Geoffrey Arend) que anteriormente había realizado un timo en pirámide, una mujer joven (Bojana Novakovic) que pretendía abandonar a su marido con intereses económicos, el guardia suplente del edificio (Bokeem Woodbine) con antecedentes violentos y la aparente ladrona de carteras Jane Kowsky (Jenny O’Hara). Mientras cada uno de estos personajes va sufriendo un ataque para estar argumentalmente fuera de sospecha, el detective Bowden comprueba que alguien ha saltado desde la ventana de la planta 35 del edificio y ha dejado una carta cuyo mensaje se refiere a los pasos del diablo. La identificación del último personaje se demorará para generar esa confusión, no especialmente lograda, en el espectador. El mecánico (Logan Marshall-Green) también será un pecador como el resto de retenidos ya que contará con un homicidio a sus espaldas con implicación indirecta para el detective Bowden.
Tras 82 minutos se resuelve quién esconde la identidad satánica. Requiere sencilla intuición por ser el personaje del que menos información se ofrece, el aparentemente más vulnerable, con disimulada intervención en la trama y al que se elimina con el método visualmente más impactante. Un desenlace abierto a la esperanza y al perdón con apostilla religiosa.
¿LA PRIMERA PARTE DE UNA TRILOGÍA…
Aunque la firma de dirección ha recaído sobre John Erick Dowdle con un guión de Brian Nelson, la idea original es de M. Night Shyamalan.
“La trampa del mal” ha sido la primera incursión en la gran pantalla de la trilogía The Night Chronicles, de Shyamalan, que transpondrá lo sobrenatural a la sociedad actual.
2 comentarios:
¡Hola! El argumento me gustó mucho, pero -desde mi punto de vista- el final hace que la peli pierda todo su encanto...
Un 5 a la peli, un 10 a la crítica!!
besitos
Acierto el resaltar que la idea es de Shyamalan porque lleva a sus espaldas títulos tan potentes como EL SEXTO SENTIDO, aunque no hay que olvidar que AIRBENDER o SEÑALES (también trabajos suyos) le están retirando esa imagen que se tenía de él fuera de nuestras fronteras.
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