No es de extrañar que en época navideña llegue a las pantallas un tipo de filme familiar como “Los viajes de Gulliver”. Entretenimiento que torna en fantasía, siempre enfocado a los más pequeños, aunque restableciendo el clásico dibujo animado que promueve la nueva industria. En este caso, el director Rob Letterman se ha decantado por una de las joyas novelísticas de aventuras más exitosas del siglo XVIII para otorgarle forma de producción estadounidense.
La película comienza con una ambientación que responde a la actualidad. Lemuel Gulliver (Jack Black) se encarga desde hace diez años del reparto del correo en una compañía. Estancado en un puesto que ha ido amoldando a sus aficiones y rodeado de una vida conformista, Gulliver se verá con una única aspiración: entregarle diariamente la correspondencia a la periodista Darcy (Amanda Peet) de la que está profundamente enamorado. Consciente de que no podrá captar su atención, Gulliver decide azarosamente aplicar al puesto de Redactor de Viajes. Un rápido copia pega de varias Webs harán que Darcy quede maravillada de un estilo periodístico plagiado pero que, sin duda, le concede su primer reportaje sobre el Triángulo de las Bermudas. Así Gulliver se embarcará en uno de los viajes más quiméricos que le trasladan hasta Lilliput.
A partir de este momento, se abandona la estética presente para alzarse en un mundo fantástico donde Gulliver ostenta el papel de gigante entre liliputienses que le creen espía de sus vecinos blefusianos. Subido a su gran pecho, el diminuto General Edward (Chris O’Dowd) le comunicará la obligación de comparecer ante el rey Teodoro (Billy Connolly) mientras Gulliver cree ser preso de un sueño. Sin embargo, en su nueva cárcel conoce a su compañero Horacio (Jason Segel) y pronto su mejor amigo. Gulliver se convertirá en uno más. Hará partícipe a los liliputienses de relatos inventados que le sitúan como Presidente Grandioso de la Isla de Manhattan y se atribuirá los descubrimientos más importantes de la historia. De este modo, el Rey autoriza la construcción de la casa de sus sueños y la recreación de su vida neoyorquina. A cambio Gulliver ayuda a Horacio en la conquista de la princesa María (Emily Blunt) y salva a Lilliput del ataque perpetrado por Blefusa. Las cosas empezarán a ir mal cuando el General Edward se ve desplazado de su puesto y decide unirse al reino enemigo. La realidad se volverá a mezclar con la ficción cuando haga su aparición Darcy en Lilliput y culminará con la resolución de un conflicto que envuelve una gran moraleja: que nadie te haga sentir que esto es lo más alto a lo que nunca podrás llegar porque no hay trabajo pequeño sino gente diminuta.
Originalidad en las escenas de Lilliput durante la construcción de la casa de Gulliver; en especial, la Sala de Audiovisuales con la particular versión de “Titanic”, la confección del café, el futbolín, el regimiento de masajes o la adaptación de “Dj Hero”. También visible en la creación de la intersección “Times Square” con los luminosos que publicitan Gulex y no “Rolex”, que sujetan el lema de Gull did it en lugar de “Just do it” o que invitan a ver Gavatar y no “Avatar”.
Basado en el libro de Jonathan Swift publicado en 1726. La obra comienza en 1699 y concluye en 1715 a pesar de que, en el filme de Rob Letterman, Gulliver pase sus 85 minutos de proyección entre personajes diminutos y escasos entre gigantes. El escritor Jonathan Swift se decantó por una división cuatripartita que se correspondiera con el Viaje a Lilliput (Parte I), Viaje a Brobdingnag (Parte II), Viaje a Lupata, Balnibarbi, Luggnagg, Glubbdubdrib, Japón (Parte III) y Viaje a la ciudad de los Houyhnhnms (Parte IV).
2 comentarios:
tengo 13 años y me ha encantado los viajes de gulliver.No me he leido el libro pero me gustaria hacerlo en mis proximas vacaciones.
Yo no he visto la peli, pero cuando era peque nos mandaron en el cole traducir el libro de inglés a español y lo recuerdo muy divertido. Seguramente la peli esté bien.
besitos!
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