"Todo lo que tú quieras" comenzó a tener forma en Nueva York, ciudad en la que se había establecido el director, y concluyó en un Madrid agradecido de recibir un argumento que va más allá de los tópicos. Una película que llama a la reflexión y permite dar a conocer que el cine español está capacitado para tratar respetuosamente ciertas realidades sociales.
Leo (Juan Diego Botto) es un prestigioso abogado sumido en la rutina de los Juzgados de Familia. El poco tiempo libre que le concede su trabajo lo comparte con su mujer Alicia (Ana Risueño) y su hija de cuatro años, Dafne (Lucía Fernández). El rol de madre ama de casa y padre trabajando fuera de ella se verá truncado cuando Alicia muere inesperadamente de un ataque de epilepsia enfrente de su propia hija. A partir de aquí, Leo tendrá que hacer frente a una doble vida para cubrir la ausencia que Alicia ha dejado en la pequeña. Será papá, será mamá.
Sumido en este juego que le llevará incluso a ponerse la ropa de Alicia, a maquillarse como ella lo hacía o a comprarse una peluca para lograr el parecido físico, irá consiguiendo que su pequeña sonría. Mientras que para padre e hija el juego está claro, la sociedad no estará a la altura de aceptarlo: un psicólogo que amenaza con llamar a Servicios Sociales porque no logra entender la fantasía de Dafne, unos suegros que quieren la custodia, un socio de bufete que se ríe de una historia incomprensible en su mundo…
Sin embargo, Leo no estará solo. Alex (José Luis Gómez) le ayudará a despojarse de los prejuicios del transformismo para poder llevar a cabo la conversión Leo-Alicia. El paso de esta relación permitirá a Alex encontrar al hijo comprensivo que nunca tuvo y, a su vez, Leo encontrará la felicidad de Dafne.
Entre muchas cosas, el rasgo del guión que mereció un largo aplauso fue conseguir la risa y la emoción de un dolor latente en tan poco espacio de tiempo. Las situaciones duras no dejarán de sucederse pero la naturalidad y la inocencia de Lucía Fernández en su papel de Dafne hacen que el público dibuje una sonrisa en cada escena. Meritoria es, de igual forma, la elección de la profesión (abogado) para el personaje de Leo porque, no resulta más claro en ninguna de las profesiones que hoy día pueden ejercerse, el impacto de la pérdida de formalismo que lleva aparejado la vida de leyes ante el espectacular transformismo rechazado por algunos sectores sociales. Tal es esta aversión a lo no común que Leo será embestido por unos jóvenes radicales. Más joven aún, tan solo con cuatro añitos, Dafne agradecerá a su padre la concesión del “todo lo que tú quieras” curando las magulladuras de la bestial paliza y demostrando la inteligencia de una ilusión con un simple acto: cerrar los ojos y apretarlos.
Sello de recomendación |
UN OSCAR PARA…
La increíble LUCÍA FERNÁNDEZ, Dafne, por su tierno papel. Y para el director ACHERO MAÑAS por conseguir que la espontaneidad de esta pequeña actriz flotara durante toda la película.
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